Las visitas de altos funcionarios de Estados Unidos a Ucrania reafirman hoy la estrategia de la Casa Blanca de escalar la crisis y alejar la posibilidad de una solución negociada.
La llegada secreta de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi , la tercera figura más poderosa del país, a Kiev el sábado proporcionó una prueba más de que los responsables políticos de Washington se preparan para un conflicto prolongado y están dispuestos a proporcionar ayuda a largo plazo, valoró el diario The Hill.
Antecedida por los secretarios de Estado y Defensa, Antony Blinken y Lloyd Austin, respectivamente, la visita de Pelosi ratificó lo que ya no es una disyuntiva sino un hecho real, Washington proseguirá enviando material letal a Ucrania y alargará una solución del conflicto si aún la hay.
Cuando la crisis ucraniana supera los dos meses, la posibilidad de una salida negociada parece cada vez más lejana, más aun cuando la comunicación entre los altos mandos del gobierno de Rusia y sus pares de los Estados Unidos y de la OTAN es ahora inexistente y las conversaciones con Ucrania están estancadas.
Todo parece indicar que los halcones estadounidenses están decididos a “sacrificar hasta el último hombre… ucraniano” para lograr sus objetivos geopolíticos en una guerra que pudiera llevar al mundo a ser víctima de un conflicto nuclear entre las grandes potencias.
Según un análisis que publicó el sitio https://www.elcohetealaluna.com, algunos acontecimientos ocurridos en la última semana revelan la irracionalidad destructiva de esta estrategia centrada en escalar el enfrentamiento bélico y las sanciones económicas a Rusia.
Lo cierto es que los rusos pese a las campañas mediáticas en su contra avanzan en su “operación especial” y ponen en jaque la estrategia de Estados Unidos y la OTAN. La derrota de las fuerzas de Ucrania en Mariúpol representa un golpe fuerte a una guerra informativa que borra del mapa la participación de los neonazis en el conflicto y se centra en las presuntas atrocidades cometidas contra la población civil por un ejército ruso que supuestamente ya fue derrotado.
Eso sin duda preocupa a las grandes corporaciones norteamericanas que producen para la guerra y que impulsan escalar la confrontación militar.
No es de extrañar. Recientemente un alto directivo de la firma Raytheon, uno de los más grandes contratistas bélicos del mundo fue categórico cuando dijo que a eso no existe disyuntiva.
“Todo lo que se envía a Ucrania –afirmó- proviene de los stocks de armamento del Pentágono o de nuestros aliados de la OTAN, y esto es una gran noticia. Eventualmente tendremos que reponerlos y esto beneficiará nuestros negocios en los próximos años”.
Estados Unidos ya aprobó más de 13 mil millones de dólares en apoyo militar, humanitario y económico para Ucrania desde el inicio de la crisis del 24 de febrero -y la administración de Joe Biden solicitó la semana pasada 33 mil millones más, que el Congreso parece dispuesto a apoyar.
La visita de Pelosi es sólo la última confirmación del compromiso de Washington con la lucha, al menos en lo que se refiere a logística bélica y ayuda económica, y evidencia que Ucrania se convirtió en la guerra de Biden.
El mandatario y su equipo quieren ahora que la guerra continúe al menos durante varios meses, y para asegurar este resultado acordaron suministrar a Ucrania una cantidad de armas sofisticadas mayor a la que entregó el Pentágono a otros aliados.
t/ Prensa Latina/ LRDS