Ex-ministra Durand: «Castillo no ha podido consolidar un bloque nacional y popular»
En medio de una permanente inestabilidad, otra crisis complica al presidente peruano Pedro Castillo. Hace unos días se filtraron a la prensa declaraciones ante la fiscalía de la lobista Karelim López, investigada por corrupción en licitaciones de obras públicas, en las que, a cambio de beneficios legales, denuncia actos de corrupción en el gobierno e implica a Castillo. Sin embargo, el abogado de la lobista ha declarado que ella no ha sido testigo de acciones corruptas del mandatario. Castillo ha rechazado la acusación y ha denunciado un complot para derrocarlo. En base a lo dicho por López y sin que su testimonio haya sido corroborado, la derecha parlamentaria promueve la destitución de Castillo.
Sobre este convulsionado escenario político, la difícil situación de un gobierno asediado, la precaria coalición progresista que apoya a Castillo, las acusaciones contra el Ejecutivo de un giro neoliberal, el golpismo de la derecha y una posible caída del presidente, el medio argentino PáginaI12 conversó con la exministra de la Mujer, Anahí Durand, socióloga de 43 años que ocupó ese cargo entre julio, al inicio del gobierno de Castillo, y febrero pasados. Recientemente fue elegida presidenta del partido de izquierda Nuevo Perú en reemplazo de la excandidata presidencial Verónika Mendoza.
-¿Qué opina de las declaraciones ante la fiscalía de la lobista Karelim López que implicarían al gobierno, incluido el presidente Castillo, en actos de corrupción?
-Me parece una denuncia grave que debe investigarse a fondo. Ella ha sido lobista en varios gobiernos, si sus declaraciones se prueban se estaría evidenciando que no se han tomado las medidas necesarias para erradicar estas formas de manejo del Estado y los recursos públicos que favorecen a la corrupción. No hay que ser complacientes porque este país ha sido muy afectado por la corrupción. Creo que el presidente es una persona honesta, pero hay situaciones en su entorno que pueden dar una sospecha de corrupción, que deben investigarse rigurosamente y con objetividad.
-¿Cómo observa la ofensiva de la derecha para destituir a Castillo por las acusaciones de López sin una investigación previa?
-Esa ofensiva golpista siempre ha estado ahí. Esta acusación se tiene que investigar caiga quien caiga, pero lo que no puede pasar, y es justamente lo que ha pasado, es que esto se utilice para nuevamente generar un escenario de vacancia (destitución del presidente por el Congreso) y alentar el golpismo que le está haciendo mucho daño al país. Una vacancia de Castillo consolidaría una posible salida autoritaria. A eso está jugando la derecha.
-¿Coincide con la denuncia del presidente Castillo de que hay un complot para derrocarlo, en el que ha incluido a la fiscalía?
-No creo que complot sea el término preciso, pero sí hay una clara intencionalidad de los actores golpistas por instrumentalizar estas denuncias.
–La llegada a la presidencia de Castillo levantó una esperanza de cambio. ¿Esa esperanza se está perdiendo?
– Se ha desdibujado, hay cierta desilusión. Eso tiene que ver también con todo el ataque y el asedio constante al gobierno, que ha impedido avanzar y ha bloqueado a un gobierno precario.
–Hay una derecha que ataca permanentemente al gobierno y busca su caída, ¿pero no cree que errores del presidente juegan a favor de esa derecha?
-El principal error ha sido no tener una estrategia de conexión con las organizaciones sociales, no respaldarse en la gente que lo llevó al gobierno. Eso habría ampliado la correlación de fuerzas tan estrecha del gobierno. Un problema importante ha sido la dificultad para consolidar un proyecto estratégico y una línea de acción de hacía dónde ir, qué reformas avanzar. El presidente ha tenido dificultades grandes para consolidar un círculo de confianza político estratégico, eso ha terminado jugando en su contra.
–¿Una debilidad del gobierno es no haber podido consolidar una coalición de izquierda?
-No ha podido consolidar un bloque, pero no diría solo de izquierda, sino nacional popular, para ponerlo en términos peronistas, que incluya partidos de izquierda, sindicatos, organizaciones sociales, sectores nacionales de pequeños y medianos empresarios. Eso era lo que tocaba hacer ante el asedio y la brutalidad de la derecha y la ultraderecha.
-¿El gobierno ha dejado de lado la agenda de cambios?
-Hay una claudicación en la agenda de cambios que se planteó, que se ha postergado en aras de sobrevivir a una situación adversa con una coalición débil y con un Congreso permanentemente asediando. Vamos a ver si lo dejan sobrevivir.
-¿Con los recientes cambios ministeriales hay un giro del gobierno a la derecha?
-En parte sí, pero creo que esto no es un tema tan ideológico. Lo que hay es una disputa en medio de una gran precariedad e improvisación, que termina teniendo efectos en mantener el statu quo neoliberal. El actual gabinete ministerial es de sobrevivencia de corto plazo, que está más pendiente de cómo consigue votos en el Congreso que en cómo llevar adelante un programa de reformas. En esta estrategia de sobrevivencia se termina transando hacia la derecha. Este gabinete no está a la altura de los cambios propuestos. Está en terreno de disputa hacia dónde irá el gobierno.
–¿Cuál es ahora la relación de Nuevo Perú con el gobierno de Castillo? El secretario general del partido oficialista Perú Libre (PL), Vladimir Cerrón, ha dicho que su principal enemigo es la izquierda ajena a PL que ha respaldado a Castillo, como ustedes.
-La coalición siempre fue precaria y una vez en el gobierno en lugar de fortalecerse se ha debilitado. Y ahí PL tiene una cuota de responsabilidad, que tiene que ver con el sectarismo, el hegemonismo. Ahora tenemos un distanciamiento con el gobierno, pero eso no significa que nos hayamos pasado a la oposición, pero sí hay una crítica al gobierno. Nosotros estamos con el sector popular que votó por cambios y quiere cambios, y que ve que esos cambios se están postergando.
.¿Qué salida podría haber a la crisis de inestabilidad política?
-Hay dos niveles de la crisis. Hay una crisis de fondo, que arrastramos desde el régimen del 93 (año de la Constitución fujimorista), que tiene que tener una salida constituyente. Ahora el Congreso le está quitando atribuciones al presidente y cerrando mecanismos democráticos como el referéndum. Esa crisis se tiene que resolver y la derecha la quiere resolver de espaldas a la población, beneficiando sus intereses, asegurándose mecanismos constitucionales para mantenerse ellos en el poder y sacar a Castillo. Para enfrentar esta crisis de fondo nosotros pedimos un referéndum para una Asamblea Constituyente. Otro nivel tiene que ver con el corto plazo. La solución a la crisis inmediata pasaría porque la derecha deponga su actitud golpista y deje trabajar al gobierno, y desde el Ejecutivo se debe gobernar de cara a la gente, el presidente tiene que retomar con fuerza las propuestas de cambio que ha postergado, construir ese bloque nacional popular al que me refería y tener mucha más determinación en la lucha contra la corrupción.
-¿Cree que Castillo va a terminar su mandato?
-El pronóstico es reservado.
-¿Si el Congreso destituye a Castillo los sectores populares saldrían a las calles a defender al gobierno?
-No lo sé, este país es impredecible. Tenemos un alto grado de desafección política, pero no hay que subestimar la capacidad de respuesta.
-¿Cómo ha sido para alguien identificada con la defensa de los derechos de las mujeres ser ministra de la Mujer en un gobierno considerado machista por el conservadurismo en temas de género del presidente Castillo y otros miembros del oficialismo?
-Fue satisfactorio encontrar una buena interlocución, una apertura del presidente para ver los temas del ministerio. Avanzamos en el tema de la autonomía económica de las mujeres como algo fundamental para erradicar la pobreza, el programa mujeres emprendedoras le interesó mucho al presidente y lo dejamos avanzado, sacamos la pensión para los huérfanos por la pandemia, dejamos un proyecto de ley avanzado para un curso para ministros sobre derechos de la mujer inspirado en la Ley Micaela de Argentina. Temas como los derechos sexuales y reproductivos están pendientes de avanzar. Lo que nos está faltando y queríamos trabajar es un feminismo más popular, más arraigado.
t/ Página12