El papa Francisco llegó este viernes a Mongolia, siendo así el primer pontífice que visita este país asiático con el objetivo de dar ánimos a la pequeña comunidad católica, de cerca 1.500 personas.
Francisco fue recibido por la ministra de Relaciones Exteriores, Battsetseg Batmunkh, mientras una joven mongola con traje tradicional le ofrecía una taza de yogur seco, luego se dirigió a las salas del aeropuerto para mantener un breve encuentro con la canciller. A continuación, el Pontífice partió hacia la Prefectura Apostólica donde se alojará durante su estancia en la nación ya que el Vaticano no cuenta con una nunciatura en el país.
Durante el viaje de 9 horas y media, el papa destacó que venía a visitar a un pueblo pequeño que vive en un territorio enorme, un pueblo pequeño «pero con una gran cultura» y pidió reflexionar sobre el silencio de las estepas porque dijo que «Mongolia se entiende con los sentidos».
Este 43º viaje apostólico al corazón de Asia Central se centrará en el diálogo interreligioso. Esta visita a un país predominantemente budista es también una muestra del interés del Sumo Pontífice por este territorio, tras haber nombrado el año pasado al Prefecto Apostólico de Ulan-Bator el Purpurado más joven del Colegio Cardenalicio: Giorgio Marengo.
Para este viernes 1º de septiembre, no hay actividades previstas. La agenda oficial iniciará este sábado con encuentros con el presidente y el primer ministro en la mañana y por la tarde con obispos, sacerdotes, misioneros consagrados, cerca de unos 80 en todo el país, donde hay tan solo 9 parroquias.
El papa también celebrará una misa en la tarde del domingo en el Steppe Arena para los 1.500 fieles residentes en Mongolia, el 90 % viven en la capital, pero también se unirán otros miles de fieles procedentes de diversos países vecinos como Rusia, China, Tailandia, Kazajstán, Kirguizistán, Azerbaiyán y Vietnam.
El domingo presidirá un acto ecuménico e interreligioso en el Hun Theatre en el que participarán representantes del chamanismo, el sintoísmo, el budismo, el islam, el judaísmo, el hinduismo y otras confesiones.
El 4 de septiembre, último día del viaje, Francisco inaugurará la Casa de la Caridad, un lugar para dar cobijo y ayuda a los más necesitados en el país, donde un 36% de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza.
La Iglesia católica sólo ha tenido una presencia autorizada en Mongolia desde 1992, cuando consagró la libertad religiosa en su Constitución.
Saludos del papa durante su viaje a Mongolia
Francisco llegó a la capital mongola de Ulán Bator tras un vuelo nocturno que atravesó espacio aéreo de 11 países entre ellos China, lo que le dio al papa una oportunidad de enviarle un saludo al presidente Xi Jinping.
El protocolo del Vaticano pide que el pontífice envíe esos saludos siempre que vuela sobre un país extranjero.
Antes de llegar a Mongolia, el Papa envió un telegrama a Xi Jinping, presidente de China, diciendo: «asegurándole mis oraciones por el bienestar de la nación, invoco sobre usted todas las bendiciones divinas de unidad y paz».
En respuesta al telegrama, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Wang Wenbin, expresó, en una intervención de su briefing diario, que el país quiere «reforzar confianza mutua» en el Vaticano, un Estado con el que no mantiene relaciones diplomáticas.
«En los últimos años, China y el Vaticano han mantenido contactos, y China está dispuesta a continuar con un espíritu de conciliación con el Vaticano, entablar un diálogo constructivo con él, reforzar el entendimiento y la confianza mutua, y promover el proceso de mejora de las relaciones bilaterales», declaró Wang Wenbin.
Francisco también envió bendiciones y buenos deseos a los presidentes y pueblos de Croacia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Montenegro, Bulgaria, Turquía, Georgia, Azerbaiyán, Kazajistán.
Antes de partir de Roma, Francisco envió un telegrama al presidente de Italia, Sergio Mattarella, informándole que estaba a punto de «dejar Italia para realizar la primera visita de un obispo de Roma a Mongolia, para encontrarse con ese noble pueblo y con la pequeña pero viva comunidad católica». El saludo al pueblo italiano iba acompañado de «los mejores deseos de un fecundo compromiso por el bien común y una plegaria a Dios para que sostenga a cuantos trabajan en iniciativas de solidaridad».
T: Vatican News/Agencias/LRDS