
Aunque el pragmatismo de las élites occidentales pudiera dar paso a tiempos de paz, analizando los hechos históricos, no luce como muy factible ese escenario. La política exterior de los Estados Unidos que arrastra a la de sus aliados globales, ha sido la misma en décadas y no parecieran haber indicios de un cambio de rumbo, en tiempos de la nueva Administración de Donald Trump en los próximos cuatro años. Por ahora, la incertidumbre reina.
A juicio del suscrito, la gran burguesía occidental y en especial, la estadounidense, continuará ejerciendo presión para que en asuntos geopolíticos, los estados gendarme (EE.UU. y sus aliados internacionales) actúen en función de sus intereses globales, centrados en la excesiva acumulación de capital. Habrá que ver las actuaciones de las potencias emergentes, para poder proyectar sus consecuencias a nivel global.
Por ahora, Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, quien tomará posesión el 20 de enero de 2025, ha hecho algunos amagos, muy a su estilo, que amenazan la estabilidad regional y global. No es de extrañar, que en sus próximas declaraciones, antes, durante o después de la toma de posesión, haga alusión a los intereses de los Estados Unidos, contenidos en su slogan «make America great again».
Antes de finalizar la actual administración estadounidense
Mientras tanto, Joe Biden, presidente saliente de la potencia decadente del norte, Los Estados Unidos, exige al gobierno títere de Zelenski, rebajar urgentemente a 18 años la edad de reclutamiento para la movilización, la cual al parecer, es una directriz que ya se ha aceptado en Kiev para su implantación. Por otra parte, según el medio Axios, el presidente estadounidense en ejercicio, evaluó con sus asesores la posibilidad de atacar instalaciones del programa nuclear iraní, en caso de que Teherán avance en el desarrollo de armas nucleares, antes del 20 de enero.
A todas luces, estas discusiones resultan una patraña para dejar en proceso un conflicto, a fin de minar cualquier intento de paz -pragmático- que pudiera existir en la próxima administración. Esto muestra claramente, cuales son las intensiones reales del Deep State (estado profundo) y del complejo militar industrial estadounidense, en contra de una nación como Irán, que ha negado una y mil veces, el desarrollo de armas nucleares y ha dicho reiterativamente, que solo pretende desarrollar fuentes de energía electronuclear, con fines pacíficos.
A lo interno en Estados Unidos
Desde hace años, se han escuchado opiniones acerca de la descomposición interna de los Estados Unidos. Lo mas notorio ha sido el asunto de la la toma del Capitolio en Washington el 6 de enero de 2021, en un intento de detener la certificación de la victoria electoral de Joe Biden como presidente electo.
La lucha de clases y la violencia ha sido un hecho sostenido en la sociedad estadounidenses desde sus inicios. El capitalismo en esa nación, se construyó sobre la base del despojo territorial y genocidio de los pueblos originarios y la esclavitud masiva de africanos y sus descendientes. Estos hechos aun no son reconocidos socialmente por las clases dominantes, quienes en buena parte deben su riqueza acumulada, a los factores antes mencionados.
Una confrontación latente entre la mayoría WASP y el resto de la población, ha estado sobre el tapete. La inmigración no cesa en búsqueda del «sueño americano». Donald Trump promete medidas drásticas en contra de la inmigración ilegal, desconociendo que la misma ha contribuido a mantener la producción agrícola en ese país, a bajo costo.
El Deep State o estado profundo, sigue teniendo el control de esa nación, mas allá de quien esté en la Casa Blanca y de allí que, todas las administraciones gubernamentales federales, actúen en función de sostener los intereses de la gran burguesía oligarquica, alimentadas por medio el presupuesto federal, a través de partidas como Defensa y otras, destinadas a mantener los privilegios de las clases dominantes.
Cuatro presidentes han sido asesinados a lo largo de la historia estadounidense y otros han sido heridos o se han salvado asombrosamente. En la reciente campaña electoral, dos intentos de asesinato fueron realizados en contra de Donald Trump, todos realizados por ciudadanos estadounidenses.
El imperialismo está presente en el pensamiento de los «think tanks» o «tanques pensantes», de ese país o al menos, en la mayoría de ellos(as), disfrazado de «excepcionalismo estadounidense», justificando cualquier derrotero en función de su sacrosanta «seguridad nacional».
Otro hecho que ha aflorado en el conflicto en Ucrania, es provocar a potencias nucleares como Rusia, obviando las lineas rojas establecidas por su gobierno. Esto acerca las manecillas del reloj de una guerra nuclear y pone en riesgo la vida en nuestro planeta. Sus geoestrategas, han jugado con fuego y pareciera que piensan que no se pueden quemar.
Este cóctel de elementos y muchos otros, junto al pensamientos de las mas prominentes figuras asociadas al «realismo político estadounidense», es lo que hace difícil pensar en un cambio radical en la «política exterior» de ese país, pudiera suceder. Mas allá de lo que algunos optimistas afirman, el imperialismo, la violencia, las confrontaciones sociales, la discriminación racial y la supremacía en el pensamiento de las élites, seguirá existiendo durante 2025, con consecuencias previsibles que podríamos proyectar.
Respecto a China
Las declaraciones de Donald Trump apuntan a impulsar una confrontación global con el gigante asiático, cuyos voceros han hecho reiterados llamados a afianzar la paz entre ambas potencias.
La pretendida paz en Eurasia, luce solo como un pretexto para liberar fuerzas y atacar a China, buscando debilitar además, las relaciones, geopolíticas y geoeconómicas, del bloque formado por las potencias emergentes BRICS, y en especial, las relaciones entre Rusia y China.
La guerra proxy, que ha desarrollado occidente contra Rusia en la Ucrania nazi, está perdida (para occidente claro está) y la futura administración Trump lo sabe; por eso, pretende llegar a un acuerdo de paz lo antes posible, que les permita enfocar luego, todas sus baterías en contra de China, destruir o debilitar las relaciones entre Rusia y China, y por extensión, debilitar a los BRICS cuya acción conjunta, ciertamente, podría afectar la supremacía monetaria del dolar estadounidense, impuesta desde tiempos de Bretton Wood.
Los Estados Unidos, tal como ha indicado la Cancillería China, sigue siendo un factor de desestabilización mundial y así se percibe que continuará durante 2025, lo cual, acentuará la confrontación con la potencia emergente (China), que actualmente se encuentra en proceso.
No obstante, el crecimiento de China luce imparable. Varias sanciones unilaterales impuestas por los Estados Unidos, tienen como propósito, restringir sus capacidades tecnológicas y su desarrollo, limitando el acceso a proveedores de tecnología clave y por ende, intentando limitar su crecimiento económico.
Los Estados Unidos tienen el poder económico para infligir daño, económico y humano incluso, a otro país y así forzar el cambio; sin embargo, esa estrategia ha empezado a fallar y así se ha podido percibir con países como China, Rusia, Irán, la RPDC, Cuba, Nicaragua y particularmente, Venezuela, cuyo progreso económico se ha podido percibir fehacientemente, luego de recibir las mal llamadas «Sanciones occidentales».
Referencia histórica
Antes de entrar en lo relativo a Asia occidental, debemos decir que, recientemente, Jeffrey Sachs, reconocido economista y analista político estadounidense, ha recordado lo que anunciara el Gen. Wesley Clark en 2007, cuando hizo pública la información que le suministrara un oficial superior del Pentágono. Dicho presunto oficial le había informado que los Estados Unidos pretendía atacar a 7 países en 5 años. Aunque ha transcurrido mucho mas tiempo, 6 de los 7 países han sido atacados (Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán) y solo falta Irán.
Respecto a Asia Occidental
Para redibujar el Medio Oriente a su conveniencia, los Estados Unidos e Israel, pretenden completar la tarea que han emprendido desde hace dos décadas o más, atacando a Irán.
Recordemos que durante el primer gobierno de Donald Trump, fue asesinado por fuerzas militares de los Estados Unidos, asesoradas por el MOSSAD israelí, el Gen. Qasem Soleimani (Irán), de lo cual, hacen ya cinco años (3Ene2020), asumiendo Donald Trump en persona, la responsabilidad de este hecho.
Si, fue el propio Donald Trump en su primer mandato, quien objetó el acuerdo nuclear llamado «Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, por sus siglas en inglés)», mas conocido como el acuerdo del grupo de países mencionado como de los 5+1.
Los ataques a personalidades (científicos y políticos) en territorio iraní, que han sido públicas y notorias, son una muestra mas del hostigamiento recibido por la República Islámica de Irán, con el objeto de extender un conflicto en la región que involucre a esta nación, en favor de intereses estadounidenses y de sus socios israelíes.
Por tanto, no se descarta cualquier acción impulsada ahora por la saliente Administración Biden-Harris, para continuar los planes trazados por el Pentágono, destinados a redibujar a su conveniencia, el Oriente Medio o Asia Occidental, dejando así, un pesado legado para la siguiente administración de los EE.UU., en caso de que se diera realmente el escenario dicho por su presidente electo, de no buscar nuevos conflictos durante su próxima y última administración.
El Asia Occidental u Oriente Medio, sigue siendo un foco de preocupación en el mundo contemporáneo, debido a la suma de intereses que se proyectan en la región y las contradicciones existentes entre los miembros y facciones de los países que la conforman. Occidente, tratará de seguir aplicando la tesis de Bernard Lewis, la confrontación de culturas e intereses en esa región, ayudado por sus gendarmes regionales (Israel y terroristas) para garantizarse el control de sus recursos naturales.
Todo lo que huela a democracia aunque sea parlamentaria o a intereses regionales, como es el caso de Irán, seguirá siendo atacado por intereses occidentales, usando para ello entre otros recursos, las organizaciones paramilitares, que enmascaran dichos intereses en pos de una tajada minúscula de tales riquezas.
Todo esto plantea un gran reto para los gobiernos y pueblos del Medio Oriente, que han tratado de zafarse de la hegemonía occidental, camuflada en todo tipo de instrumentos políticos o militares, que han existido por décadas.
Sobre Palestina
Palestina, sigue requiriendo de la conciencia de todos los pueblos del mundo para condenar y detener, el genocidio que ha sufrido y sufre, su heroico pueblo. La secuela de asesinatos que ha realizado el Estado Israelí y su liderazgo, deben ser detenidos y condenados mundialmente y sus responsables, deben ser juzgados y sentenciados al menos, a cadena perpetua.
Occidente, no solo Israel, han perdido todos los parámetros acerca de la defensa de los derechos humanos que tanto ha cacareado en el mundo. Su doble rasero se ha hecho evidente en las matanzas de mujeres y niños en la Franja de Gaza, mismas que hemos visto a través de los medios internacionales y las redes sociales. Esperemos que en 2025, esta barbarie pueda ser detenida y se inicie el castigo a los culpables.
Sobre Groenlandia, Canadá, México y Panamá
La economía y las finanzas internacionales, el dólar y las instituciones bancarias occidentales, junto a sus organismos de seguridad y agencias de inteligencia, a la par de sus fuerzas armadas, Junto a los medios de comunicación planetarios, son parte de la geoestrategia de los Estados Unidos para dominar el mundo. Ahora, intenta apoderarse del Polo Norte, mediante la intimidación de Canadá y de Groenlandia y Dinamarca, a la par de retomar el control del canal de Panamá.
Las aspiraciones que los Estados Unidos muestra sobre estas regiones no son un simple capricho de Trump, forman parte de los intereses del Estado Profundo, para el desarrollo de un plan que por diversas vías, pretende anexarse el control de importantes regiones de la tierra de manera directa, las cuales incluyen, el Polo Norte y toda la América Latina.
Pese al relativo declive de su hegemonía, los Estados Unidos y la oligarquía estadounidense o Deep State (estado profundo), pareciera estar empeñado a continuar con su afán de mantener su hegemonía global bajo el pretexto de su «seguridad nacional» y para defender su estilo de democracia de élites, para quienes es muy importante garantizar el control del planeta entero y mas cerca, de la América Latina y el Caribe.
Estados Unidos desde sus inicios como nación, ha mostrado elocuentemente, su interés por el control de toda la América Latina y el Caribe, la cual constituye, un área de vital importancia para sus intereses, habiendo sido la zona, de continua atención para los geoestrategas del Pentágono. En años recientes, su interés ha ido en ascenso, por el retroceso de los Estados Unidos a nivel mundial y además, debido al avance económico de China, en toda la región.
Groenlandia, Canadá, México, Panamá y Venezuela, forman parte anunciada, de los intereses geopolíticos de la segunda Administración Trump, para los próximos cuatro años. Detalles al respecto podrá conseguirlos en el artículo «Donald Trump y la política exterior de Estados Unidos, en su segundo mandato», escrito por el suscrito y publicado hace escasos días.
La presunción de que un Donald Trump negociador, que se proyectaría en la política exterior de los Estados Unidos sobre esta región, luce como una quimera. El electo presidente de Estados Unidos, sigue con su prédica de «make America great again», es decir, «hacer a los Estados Unidos grande nuevamente» y para ello, es vital el control de la América Latina en pleno, como su vital área de influencia y mas ahora, que siente el avance económico de China en toda la región. Parte de las burguesías y oligarquías suramericanas, siguen alineadas a estos intereses, negando la posibilidad a un panorama económico competitivo y abierto.
Sobre la América Latina y el Caribe
Dentro de la estrategia de los Estados Unidos en la región, países como Bolivia, Nicaragua, Cuba y Venezuela, son un estorbo. Pensar que la potencia del norte, va a disminuir la presión sobre estos países y sobre la región en pleno, es «caerse a embustes», como popularmente se dice en Venezuela. Desde tiempos de Thomas Jefferson, la oligarquía estadounidense ha pretendido controlar y asimilar a todo el continente que hoy llamamos «América» y eso, estimados lectores, no va a cambiar, por lo menos, en 2025.
Como respuesta, los países del ALBA-TCP juntan esfuerzos para hacer frente a estas arremetidas y a la par de las denuncias en contra del fascismo, diversos pueblos del planeta se preparan para hacer frente a estas pretenciones imperiales.
Respecto a Venezuela
Venezuela ha sido objeto de un ataque continuado durante mas de 25 años transcurridos de la V República y esto no va a cambiar para el año 2025. Para no hacer mas extenso el recuento, los Estados Unidos tanto en tiempos de la Administración Trump-Pence, como ahora, con la Administración Biden-Harris, han reconocido en la presidencia de la república, a personas no electas mayoritariamente por el pueblo venezolano.
No sabemos aun cual va a ser el comportamiento de la Administración Trump-Vance hacia Venezuela; sin embargo, pese a algunas voces optimistas que se han puesto de manifiesto, el suscrito no es mucho lo que espera de la futura administración, pues difícilmente, Estados Unidos cambiará su postura imperialista, esté quien esté en la Casa Blanca.
Una parte de la burguesía nacional venezolana, sigue alineada a intereses internacionales occidentales; históricamente, han actuado alineadas a tales intereses. Los objetivos de la burguesía internacional ha sido y siguen siendo, controlar política y económicamente a Venezuela, debido a sus abundantes recursos naturales, su extraordinaria posición geoestratégica y la guía de lucha que representa la Doctrina Bolivariana, la cual, se contrapone a la Doctrina Monroe.
Pensar que los Estados Unidos dejará atrás su «política de agresión continuada» en contra de nuestra patria, es pensar en falso. De allí que, es necesario hacerse a la idea de que seguiremos enfrentando, esperamos que con éxito, estas agresiones y además, seguir desarrollando nuestras fuerzas productivas.
Seguramente, las intenciones del imperialismo estadounidense y de sus aliados locales, se verá reflejada en los múltiples procesos políticos y electorales que han de realizarse en Venezuela el presente año, iniciando el 10 de enero de 2025, con la juramentación del Presidente Nicolás Maduro, para su nuevo mandato constitucional.
Hace horas, el Alto Gobierno venezolano, ha hecho pública la captura de 125 mercenarios de 25 países diferentes, que ingresaron al país para perturbar el clima de paz que se vive en toda Venezuela. En adición, el 7ene2025, tanto el Ministro Diosdado Cabello como el Presidente Nicolás Maduro, han indicado que se capturaron 7 agentes mas en flagrancia. Los detalles adicionales los conoceremos seguramente, en los próximos días, pero el hecho es que la agresión continúa.
La importancia del Desarrollo en Venezuela
El Presidente Maduro ha declarado como objetivo de importancia nacional, la construcción una economía no dependiente de la renta petrolera y esa, justamente, ha sido mi prédica pública desde hace al menos tres lustros. Venezuela, debe dar rienda suelta a la construcción de una economía productiva, que permita disminuir la Dependencia Estructural sembrada en nuestra nación por centurias, a fin de garantizar la Independencia y soberanía nacional.
No podemos esperar que las burguesías locales con pensamiento mercantilista, construyan una economía no dependiente y sólida; el pueblo organizado debe empoderarse y participar en el proceso productivo, a fin de garantizar la independencia y soberanía nacional.
Los procesos electorales en Venezuela, estarán cargados de intereses de clase. La esperanza, es que nuestro pueblo participe a fin de afianzar sus legítimos intereses.
Sobre la reforma constitucional que se propone en Venezuela, solo diré que espero ver el texto que ha de proponerse para emitir una opinión objetiva al respecto, recordando que la reforma del 2007 terminó en fracaso, debido a que no se midió adecuadamente, el momento histórico para proponerla y la campaña se manejó inadecuadamente.
2025, por todo lo dicho, no luce como un año fácil o tranquilo, tanto en lo local como en la arena internacional; sin embargo, seguramente, las fuerzas vivas de nuestro país lo convertiremos, al menos localmente, en un año de victorias.
Respecto al mundo emergente
El mundo multipolar al parecer está emergiendo, el mundo imperialista unipolar, luce camino a su extinción; sin embargo, aun se dan los primeros pasos para la construcción de un nuevo orden internacional. Esta evolución no pareciera pacífica, a juzgar por los acontecimientos y mientras tanto, la Organización de Naciones Unidas, inerte y rendida ante sus amos occidentales, no ha sido capaz de detener las horrendas guerras que se han presentado en los últimos 20 años.
Contradicciones abundan y nada está exento. Para muestra, en el propio marco del nacimiento de un nuevo orden internacional, en el seno mismo de los BRICS y luego del apoyo de las principales potencias emergentes al ingreso de Venezuela (en Kasán-Rusia), para su inclusión en esa asociación, aparece Brasil bloqueando su ingreso y ejerciendo un doble juego.
Brasil por una parte, se ha sumado al mundo emergente y por otra parte, su oligarquía sigue atada al concepto del subimperio, subordinado a las instrucciones de Washington. No se trata solo de las escusas de un presidente (Lula), su cancillería muestra sus contradicciones en política exterior (mundo unipolar o multipolar), dando tumbos para saber adonde apuntar en función de los intereses de sus clases dominantes.
Aun mas, pareciera (a nivel mundial) imperar la ley del mas fuerte y no el derecho internacional, el cual, parece desaparecido en cuanto a la forma de relacionarse los Estados. Mientras tanto, no se vislumbra una solución, que permita avizorar una salida, que permita poner el derecho por encima de las armas. El derecho internacional humanitario luce inexistente, a juzgar por todo lo sucedido en Gaza, el Líbano, en Siria, Irak y otros países alrededor del orbe.
Un grupo de Estados (UE) dirigidos por el hegemón (Washington), han acuñado su posverdad para expropiar los activos internacionales de uno o varios países, tanto potencias emergentes como países periféricos (Rusia, Venezuela entre otros), mientras el sistema financiero internacional, acumula importantes ganancias de tales activos, desviando dichas ganancias (a la Ucrania nazi, por ejemplo) de acuerdo a sus intereses.
No obstante, el crecimiento de potencias emergentes como China, Rusia e India, dan cierta esperanza en que se pueda lograr el «equilibrio del universo», tal como lo dijera El Libertador «Simón Bolívar» hace 200 años. El trabajo compartido y cooperativo, entre las naciones emergentes del Sur Global, seguramente será un aporte para frenar el interés de las naciones hegemónicas tradicionales y sus clases dominantes.
Venezuela, es un ejemplo de determinación, al plantarse frente a los intereses de la oligarquía internacional, para defender su independencia y soberanía.
Es posible, que el panorama que vivimos pueda complicarse; sin embargo, con firme determinación, no debemos perder las esperanzas de construir un mundo mejor y como decía Alí Primera, de «hacer humana la humanidad».
Feliz Año 2025 a todas y todos.
T: Dr. Vladimir Adrianza Salas.